Hablar de infección de orina en gatos es hablar de una de las enfermedades más comunes que puede llegar a padecer nuestra mascota, además de ser molesta por el dolor que les provoca. Esta dolencia se encuentra dentro de las consideradas enfermedades del tracto urinario y afectan tanto a la vejiga como a la uretra del animal. Aunque puede darse en cualquier gato, sí que es verdad que influye la edad, la forma física, el lugar en el que viven o la tranquilidad de la que disfrutan.
Es importante que todas aquellas personas que tengan gatos tengan claros cuáles son los síntomas de la infección de orina en un gato, ya que de esta manera se podrá poner remedio a esta enfermedad que, además de ser dolorosa para nuestra mascota, puede resultar peligrosa si no se diagnostica de una manera temprana. Por ello, desde Bekia te explicamos cómo averiguar si nuestro gato padece esta dolencia.
Síntomas de la infección de orina en gatos
Como ya hemos dicho, es importante que todas aquellas personas que tengan un gato como mascota conozcan los síntomas de la infección de orina ya que eso puede ayudar a que no derive en algo más grave que suponga un peligro para el propio animal. Por ello, en este apartado te vamos a detallar aquellas características que pueden hacer que se despierte la alerta de un posible caso de esta enfermedad.
Tratamiento de la infección de orina en gatos
Una vez que se identifican alguno de los síntomas anteriormente explicados, es necesario poner a nuestra mascota en manos de un especialista para que éste pueda identificar si lo que está sufriendo nuestro gato es una infección de orina o no. Una vez que se sepan los resultados, si éste es el diagnóstico, habrá que seguir las instrucciones del veterinario para ayudar a que el animal pueda recuperarse y no corra riesgo alguno. Es un requisito imprescindible para que no haya un problema posterior que se siga el tratamiento hasta el final.
Para poder determinar que nuestra mascota tiene una infección de orina, el médico en primer lugar le hará una serie de pruebas que ayuden a emitir un diagnóstico. Entre ellas está un análisis de sangre y otro de orina que determinen qué le pasa a nuestro gato. Por un lado, es posible que se llegue a diagnosticar una infección de orina, pero, por otro, con estas pruebas puede saberse si se trata de otro tipo de enfermedad.
Por otro lado, están los tratamientos que no requieren de una medicación. Como dijimos al principio, el entorno en el que está nuestra mascota influye, al igual que su estado físico. Por ello, es bueno mantenerle activo para que reduzca el estrés favoreciendo, de esta manera a una mejora de su estado físico. En los casos más extremos en los que pueda aparecer la ansiedad, es posible que se recomiende administrarle feromonas.